Conócenos

Algo nuestro

¡Hola! : Me llamo Antonio y mi mujer se llama Mercedes.   Vivimos en Murcia y ya hace algún tiempo que estamos jubilados los dos.  Hemos cumplido los 70 años.   Nos casamos y tuvimos tres hijos.  Mi mujer habia estudiado enfermeria y ha ejercido su profesión durante 43 años.  Yo estudie ingeniería y trabaje casi 20 años por cuenta ajena, principalmente en empresas de climatización y de frio industrial.  En 1999 me hice autónomo y junto con un amigo, también ingeniero,  montamos una pequeña empresa de instalaciones generales para las viviendas, por lo que mi actividad se canalizaba principalmente a través de las empresas constructoras y promotores, con los que normalmente subcontratábamos la realización de instalaciones de fontanería, gas, calefacción, electricidad, energía termosolar, etc.   En 1996, hace unos 28 años, mi esposa y yo, queriendo tener un sitio donde nuestros hijos (todos aún menores en aquellos tiempos), pudiesen crecer alejados de algunas cosas que veíamos en la calle y que no nos gustaban demasiado, hicimos un pequeño esfuerzo y compramos un pequeño terrenito con una casa medio derruida en Sierra Espuña, en el término municipal de Aledo, en un precioso paraje llamado Nonihay, situado a unos 2´5 Kms del pueblo en dirección a Lorca, junto al «Estrecho de La Agualeja», en la margen derecha de la Rambla de Lebor.   Desde entonces, mi familia y yo hemos venido dedicando nuestro tiempo libre (fines de semana, vacaciones y cualquier otro tiempo festivo), a ir restaurando poco a poco nuestra casa, a menudo acompañados por algunos amigos nuestros y/o de nuestros hijos, que nos han prestado y aún nos prestan una ayuda inestimable. En ella hemos utilizado bastantes materiales y sobre todo invertido muchas, muchas horas de nuestro tiempo.   Durante sus últimos años, nuestro hijo Antonio que tenía afición por estas cosas, se encargaba de cultivar, como hobby, un pequeño huerto ecológico en el que cosechaba algunas de las hortalizas (tomates, pimientos, berenjenas, lechugas, judias, pepinos, patatas, etc…) que consumía la familia. Nosotros prácticamente no nos habíamos preocupado mucho de estos temas. Luego él nos dejó y esto supuso una hecatombe familiar.   Ahora, desde hace algún tiempo hemos empezado a hacerlo casi como una terapia, diría yo, y dedicamos nuestros ratos libres a ocuparnos del huerto y a mantener un pequeño gallinero que instalamos para el servicio de la casa, y conforme fuimos avanzando empezaron a surgir esos pequeños problemas que supongo que acompañan al desempeño de cualquier tipo actividad sobre la que no se tienen los conocimientos necesarios.   Así que como cualquier hijo de vecino, recurrimos a «San Google», para intentar averiguar que males nos aquejaban y como podíamos remediarlos.   Una vez allí, todo pareció ir más deprisa, ya que buscando la información sobre lo que nos hacía falta para poder ir resolviendo los pequeños problemas de nuestro huerto, fuimos encontrando datos de algunas cosas de las que algo habíamos oído, como la agricultura ecológica o el compostaje de residuos y otras, y también supimos de la existencia de otras cosas relacionadas como la hidroponía, la acuaponía, la bioconstrucción y muchas más formas de hacer, que en su conjunto conforman lo que se conoce como Permacultura.  
Así que ahora que tenemos tiempo, hemos pensado emprender una nueva etapa y vamos a iniciar un pequeño Proyecto de Permacultura Familiar, pero adaptándolo a nuestros más de 70 años.   Y es en este momento, cuando ya hemos asimilado mucha de la información que hemos ido encontrando en la red, cuando decidimos que no estaría mal ir contando nuestra aventura en un sitio web, y que si alguien puede sentirse animado por ella , pues tanto mejor.
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